Esta mañana, mientras estaba llevando a Isa a su trabajo, estuvimos hablando del escrito de hoy. Ella quería que tocara el tema de cuando las parejas quieren que uno cambie, de una manera enfermiza. Eso me puso a pensar sobre qué etapas he pasado para llegar a eso; la realidad es que no encontré ninguna. Sin embargo, me percaté de que he estado en relaciones en las que se me ha pedido que cambiara algo, pero no fue para mal, sino para bien y todo fue a través de escuchar.

Cuando empecé con Isa, con todo que ya era pastor, tenía demasiado que madurar y cambiar. Recuerdo un día en el que Isa y yo queríamos compartir; ella llegó hasta mi casa y lo único que hice fue jugar video juegos mientras ella estaba a mi lado. Lo peor de esto es que el día que esto pasó fue en el Día de San Valentín, un día en el cual, si tienes pareja, compartes con esa persona de una manera especial. Sé que debes estar pensando fatal de mí. La realidad es que no lo puedo pelear. Necesitaba madurar y cambiar muchas cosas en las cuales no estaba siendo confrontado para trabajarlas. Fue en ese momento cuando mi amada se puso fuerte conmigo y empezó a dejarme saber cosas que tenía que trabajar.

No fue fácil al principio; me sentía irritado, molesto y a veces hasta inútil. Que todo lo que hacía estaba mal. Mi frustración era tanta que no sabía si debía seguir en la relación. Hoy, pienso diferente a ese entonces. Cuando veo lo que he alcanzado, entiendo que las demandas de una mujer que ama saludablemente te impulsan a tener resultados palpables. No en balde son nuestra ayuda idóneaNo te puedo negar que todavía tengo problemas en hacerle caso. Cada día trato de escucharla más sobre sus sugerencias.

Escuchar y sus consecuencias

La mejor historia que puedo contar sobre esto fue loque pasó después de ser impactado por el huracán María. Recuerdo un día en el que estuvimos haciendo filas largas para conseguir gasolina para la planta eléctrica que teníamos en la casa de mi madre. Ya estaba cansado y desanimado cuando escucho la notica que no tenían más gasolina para despachar en ese puesto. Me frustré como no tienes idea porque sentí que perdí mi día y no estábamis ni cerca.

Entonces, no sé cómo ni por qué salió la idea de ir a otro puesto un poco más lejos de donde estábamos. No quería ir, ya me había cansado de hacer filas y perder el tiempo. Sin embargo, Isa insistió en que fuéramos a ese otro puesto. Luego de una lucha interna entre si iba o no, me dejé llevar por ella. El resultado fue que llenamos el carro y hasta nos dio para varios envases sin problemas.

Con esto, quiero darle tres consejos para los varones y tres para las chicas en cómo trabajar con este intercambio.

Chicos:

  1. Escuchemos lo que nos dicen.
    • A veces va a parecer que es nada, pero ellas ven cosas que nosotros no vemos. Aprovecha que tienes a una cerca y valora lo que dice. No significa que siempre estará bien, pero en la multitud de consejos hay sabiduría (Proverbios 11:14).
  2. Déjate llevar; no peleemos todo.
    • Tenemos que aprender a callar y a dejarnos llevar por ellas. Si te dice que algo no te queda bien, escúchala. Ella es la que siempre te está observando y por eso sabe qué funciona y qué no.
  3. Dale las gracias cuando te aconseja.
    • Muchas veces lo que nos dicen es oro, así que déjale saber que estás agradecido con lo que hace. Eso la va a motivar a seguir.

Chicas:

  1. Entiendan que somos difíciles.
    • No siempre haremos caso a lo que digan, pero nunca pierdan la fe. Oren por nosotros y sigan amándonos. En algún momento le daremos la razón, por lo tanto tengan mucha paciencia.
  2. Escojan sus batallas; no todo el tiempo es apto para aconsejar.
    • En ocasiones, es mejor callar y esperar hasta que esté presto el espacio para ser escuchadas. Esto causará que todo sea más eficiente en el momento de hablar.
  3. Háganlo con amor.
    • No aconsejen por querer aparentar saber más. Háganlo con amor y con el interés de ver a su pareja crecer. Mientras lo hagan con amor el resultado será evidente y asombroso.

 

Piensa sobre esto y verás todo lo que se puede alcanzar.

Un abrazo,

Franco

 

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