Estad quietos, y conoced que yo soy Dios

Salmos 46:10

Durante el comienzo de un nuevo año, la mayoría de las personas escriben una lista de resoluciones; otras personas se trazan metas. Mis favoritos son los que con ímpetu dicen “este es mi año”, con esa seguridad de que conquistarán este año que está por venir.

Debo admitir que el 2018 fue mi año. Terminé la tesis y, al entregarla, culminé mi maestría. En verano me casé, me mudé para los Estados Unidos y viajé por primera vez a Francia. Al obtener tantas nuevas oportunidades y experiencias pensé que el 2019 sería igual o mejor.

Como saben, la razón por la cual el pastor y yo nos mudamos fue para obtener mejores oportunidades y para crecer profesionalmente. Luego de varios meses de llenar y enviar solicitudes de trabajo, conseguí un buen puesto. Sin embargo, el 9 de enero, justo al comienzo de este nuevo año, recibí la noticia de que me tenían que dejar ir. Solo ellos conocen los verdaderos motivos por los cuales tomaron la decisión.

Antes de ir al salón de conferencia, estuve en mi oficina orando. Le dije a Dios que ponía en sus manos lo que sucedería. Sabía que, si le pedía eso a Dios, debía aceptar las consecuencias, sean buenas o sean malas.

Después de mi tercera taza de café, me levanté de mi silla y me dirigí al salón para recibir la noticia. Fue duro. Me dolió porque realmente me gustaba el trabajo y tenía muchas expectativas de crecimiento dentro de la compañía. Estaba triste, decepcionada, molesta y confundida. A pesar de la frustración, estaba agradecida por la experiencia, la cual fue diferente. Siempre estaré agradecida por lo que aprendí y por lo impresionante que es el dueño de la compañía.

Mientras regresaba a recoger mis pertenencias, me iba secando las lágrimas y pensando que todo pasa por algo y que confíe en Dios, que todo iba a estar bien y que suelte el control.

En estos días mi prima me envió un video de Steve Harvey que hablaba de una vivencia parecida.

They gon’ close the door on me in 2019. All that means for me is God has another door for me to open. These people that make these decisions at these networks and stuff, they don’t control my life. They control that little piece of section over there, I got the rest of it. I’ve God in charge of me. So, every door that closes for you in 2019, if you understand that that allows for an opportunity for another door to open. Maybe I need some more rest. Maybe I’ve been working too hard. Maybe this is His way of saying, “Hey, partner, you gon’ slow down. I’m going to help you slow down.” I’ve learned to accept God’s will and understand that everything that happens to me happens to me for my good and my betterment. Because the God I serve didn’t bring me this far to leave me. You tell me, why would God lift you to the height that He got you to just to see you fall? That’s not the God we serve.

–Steve Harvey

La traducción de lo que dijo es la siguiente:

“Ellos me van a cerrar la puerta en el 2019. Todo eso para mí significa que Dios tiene otra puerta por abrir para mí. Estas personas, que toman estas decisiones en estas redes y estas cosas, no controlan mi vida. Ellos controlan ese pequeño pedazo de sección por allá, yo tengo el resto. Tengo a Dios a cargo de mí. Así que, cada puerta que se te cierre en el 2019, si entiendes que eso te permite que otra puerta se abra. Quizás necesitaba descansar más. Quizás he estado trabajando demasiado duro. Quizás esta es Su manera de decir: “Oye, compañero, necesitas ir más despacio. Te voy a ayudar a ir más despacio”. He aprendido a aceptar la voluntad de Dios y entender que todo lo que me sucede, me pasa por mi bien y por mi mejoramiento. Porque el Dios al que le sirvo no me trajo tan lejos para abandonarme. Dime tú, ¿por qué Dios te va a levantar hasta a la altura que te llevó solo para verte caer? Ese no es el Dios al que le servimos”.

–Steve Harvey

Hoy quise compartir contigo lo que me sucedió en estos días para dejarte saber que, si estás pasando por una situación parecida, no estás solo/a. Dios está en la situación y podemos aprender de esto que hemos vivido.

Al principio se llora, como dicen, se bota el golpe. Ahora bien, no te lleves nada al corazón. No es por algo que hayas hecho. En mi caso, yo estoy muy orgullosa de todo lo que hice en la compañía. Sé que hice un trabajo excelente, pero el hecho de que me despidieron no determina quién soy ni cuál es el nivel de mi desempeño.

En estos días en los que indudablemente he hecho poco, empecé a analizar en lo que quería hacer antes de conseguir el trabajo. Entonces, entendí que quizás Dios sí estuvo en la situación y me sacó para retomar todo lo que había abandonado. Cuando obtuve el trabajo, dejé de escribir aquí en el blog, dejé de escribir en mi Bullet Journal, dejé de trabajar en la publicación de mi novela, abandoné la idea de volver a enseñar en una escuela y desistí de la idea de hacer un certificado como editora.

Todo pasa por algo. Confía.

Un abrazo,

Isa