La gran mentira, la crisis y el comienzo del final

Era la mañana de un sábado y una amiga me había invitado para una boda ese día. Fui al salón para arreglarme el pelo, ya que aún estaba sin electricidad y no tenía muchas opciones. Mientras estaba en el salón, Franco me llamó para pedirme el número de mi tío para dejarle saber que habían generadores en Sam’s. Me emocioné y le envié el número. Al salir del salón, me fui a comer con mi amiga, pero me fijé que en ningún momento mostró prisa. Yo miraba el reloj y el tiempo seguía corriendo. Como no se inmutaba, le dije que me iría a mi casa para prepararme y me dijo que luego ella iría a maquillarme.

“¿Franco me va a comprometer hoy?”, pensaba mientras me bañaba. “Isa, no te metas esas cosas en la cabeza, porque después no pasa y terminas decepcionada”. Tuve ese sentimiento atacándome mientras esperaba a que llegara mi amiga. Ese pensamiento fue mi peor enemigo hasta que llegó mi amiga.

Mi amiga Eve no es de beber café. Sin embargo, ese día me dijo: “Quiero parar en Historias y un café antes de la boda para comprarse un latte”. De ese momento en adelante, mis sospechas fueron más grandes. Analicé el día:

(1) Franco estuve en Sam’s, así que no tuvo tiempo de planificar nada.

(2) Franco tenía planes de ir al cine con nosotras luego de que Eve y yo saliéramos de la boda.

  • Mi conclusión fue que nada parecía indicar la posibilidad de un compromiso. “Isa, despierta”, me decía.

Llegamos a Historias y ya había pasado la hora de cierre, por lo que las cortinas estaban puestas. Nos bajamos del carro y mi amiga me dijo que siguiera adelante y abriera la puerta. Al entrar al local, vi demasiadas caras conocidas y de fondo sonaba una de mis canciones favoritas: Somewhere Only We Know. Quedé paralizada por un momento. “Pero vamos para una boda”, le comenté a mi amiga. Las personas que conocía estaban paradas formando un semicírculo y de la multitud, estaba él.

–Ven acá –dijo Franco. Caminé toda nerviosa hacia él–. Hola.

–Hola –respondí al tenerlo de frente.

–¿Estás bien? –preguntó.

–¡No! –contesté casi gritando y todos rieron.

I’m scared –dije luego de que él me diera un beso.

–Somos dos –dijo mientras él me acariciaba los brazos–. Para que sepa todo el mundo, esta semana yo empecé a escribirle 100 razones por la que ella es especial para mí– anunció–. Voy por 10. ¡Empecé esta semana!

–¡Ay, qué horrible! –dije a causa de los nervios que me invadían. Lo abracé agarrándome de sus tirantes.

–Nosotros llevamos 4 años de relación. Esta que no puede –continuó anunciando–. De una relación…

–¡No me sueltes! –grité luego de intentar separarme para mirarlo a la cara. Todos rieron.

–Pues esa es la idea, mi amor. Esa es la idea –dijo abrazándome–, estar ahí siempre, cuidarte.

–¡No me sueltes! –repetí luego de que él tratará de despegarme de él para mirarme directamente.

–Que me amenacen. Eh… Tengo que hacer algo, pero así no puedo.

Pedí que dos amigas llegaran a mi lado para apoyarme de ellas. Una se paró a mi izquierda y la otra a mi derecha, y les eché los brazos.

–¡No me suelten! –les rogué a ambas.

–Lo primero que tienes que hacer es quitarte la sortija que tienes puesta –dijo Franco refiriéndose a la sortija de pureza mientras me consolaba–. ¿Estás lista?

–¡No! –dije luego de soltar a mis amigas.

–Yo siento que ya viene. ¿Sientes que ya viene? –me preguntó con una caja gris en sus manos.

–¡No! –repetí nerviosa.

Sin decir más palabra y con una sonrisa en su rostro, se postró sobre una rodilla y me dijo frente a todos:

–Isa –dijo mientras todos reíamos–, ¿me darías el honor de ser mi esposa?

–Oh, my God! –dije.

Entre risas y nervios pronuncié el “sí” esperado. “Digo, ya era hora”, añadí y el café se inundó en risas. Más adelante, agradecimos a todas las personas que estuvieron presentes, los acusé de cómplices y brindamos por nuestra nueva etapa.

Previo a dicho evento, Franco me había compartido la experiencia de comprar la sortija. Al ser mejores amigos, nos contamos todo y sí, me hizo un spoiler. A pesar de que ya sabía que el momento estaba cerca, no me lo esperaba. Ni siquiera sabía que la sortija estaba en Puerto Rico, mucho menos que la había traído con él de su viaje a Maryland. Es sin duda la mejor mentira que me han dicho.

¿Qué es lo próximo con La novia del pastor? Pues, demás está decir que pronto pasaré a ser la esposa del pastor y el título de novia será parte del pasado. No obstante, el blog no morirá completamente. Ahora mismo estoy planificando un proyecto para seguir compartiendo mis experiencias y aprendizajes contigo. Quiero que sigas siendo parte de mi vida como hasta ahora lo has sido.

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¡La planificación de la boda ya comenzó! ¡Sí! ¡Es oficial! Muchos conocen la situación actual de Puerto Rico, que no estamos en los mejores momentos económicos, por lo que hemos decidido tener una boda pequeña. Además, nos queremos enfocar más en la luna de miel que es indudablemente el comienzo de nuestra nueva etapa como pareja, más que la ceremonia y la fiesta. Si quieres ser parte de esta unión, puedes hacer un donativo a través del enlace provisto aquí.

Gracias por la compañía que has sido para mí durante este viaje.

Abrazos,

–Isa Figueroa

 

© 2018  La novia del pastor

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