¿Cuál es el peor error que has cometido?

Los temas triviales que tenía con los estudiantes de superior no eran tan triviales, sino que eran temas de la vida. Un día, hablábamos sobre cuando estuvieran fuera del colegio y se enfrentaran a la universidad y a la edad adulta. En esa conversación, uno de los estudiantes me preguntó cuál había sido el peor error que había cometido.

¿Cuál ha sido mi peor error? ¿Rechazar una oportunidad? ¿Ir a un lugar al que no debía? ¿Conocer a alguien? En cuestión de microsegundos, llegaron muchas posibles respuestas. Sin embargo, lo que dije fue: “Mi peor error ha sido herir…”, y añadí, “el peor error que puedas cometer es herir a otras personas, y las personas que más lastimarás serán a las que más amas”. Un silencio inundó el salón de clases. Mis pobres estudiantes tenían caras de trauma. “No les digo esto para traumatizarlos, sino para que estén conscientes de que pasará”, aclaré.

Si amamos, ¿por qué herimos? Sencillo. Herimos porque estamos heridos. Las personas que han sido emocionalmente lastimadas tienden a infligir su herida y su dolor lastimando a otros, sobre todo a los que se ama. ¿Conscientemente? En ocasiones, lo hacemos totalmente inconscientes.

Tristemente, como les mencioné a mis estudiantes, pasará. No se puede evitar que suceda. Somos seres imperfectos tratando de amar, de vivir y sobrevivir. Lo que me he preguntado es qué se puede hacer después que lastimamos a una persona. Todos sabemos la respuesta: pedir perdón. Pero ¿qué hacemos después del perdón?

Hace unos años herí a una persona. Lastimé sus sentimientos por no saber valorar sus acciones. Esta persona, para evitar ser herida, decidió alejarse de mí. Meses después, esta persona volvió a hablarme a través de mensajes y aproveché para pedirle perdón. Hay muchas personas que encuentran dificultad en pedir perdón, pero en esta vida he lastimado tanto que con el tiempo el corazón va haciéndose vulnerable. Lo hice. Le pedí perdón. Segundos después recibí un mensaje de texto en el cual expuso que aceptaba la disculpa.

Hace un tiempo estuve reflexionando sobre ese daño que causé. Aunque aquella persona me haya aceptado el perdón, no fue suficiente. Como es más fácil para mí escribir que hablar, decidí escribirle una carta. No la entregué y cada vez que recuerdo el daño y la carta, me siento mal. ¿Por qué me siento mal? Porque no me he perdonado.

A través de esta experiencia aprendí que hay tres etapas del perdón:

  1. Pedir perdón a Dios
    1. Sabemos que Dios no recuerda nuestras fallas si realmente pedimos perdón con genuino arrepentimiento.
  2. Pedir perdón a la persona que herí
    1. Hay personas que tardan en perdonar, así que no siempre recibiremos su perdón inmediatamente. Sin embargo, hay personas que aceptan las disculpas en el momento en que hablas. En mi caso, esta persona ya me había perdonado, incluso antes de yo pedirle perdón.
  3. Perdonarme
    1. Somos seres vulnerables y tendemos a caer en la autocompasión y somos nosotros quienes nos acordamos de lo que otros olvidaron. Si ya Dios nos perdonó y la persona olvidó nuestras faltas, ¿por qué castigarnos emocionalmente?

Como mencioné, somos seres imperfectos tratando de amar, heriremos inconscientemente y no podemos evitar hacer daño. Luego de lastimar a otros, el paso que podemos tomar es pedir perdón. Ese perdón sí puede ir acompañado de algún detalle sencillo. ¿Qué hacemos después del perdón? Olvidar y llevar a cabo acciones que le dejen saber a la persona que no volverás a lastimar sus sentimientos.

–Isa Figueroa

© 2017 La novia del pastor

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